Existen numerosos cuentos folclóricos,
todos hemos escuchado alguna vez sobre todo en la infancia estos
cuentos, aunque normalmente los que recordamos de la infancia son
adaptaciones, ya que estos al tener tantos años en ocasiones
requieren de dichas adaptaciones para trabajar una edad, cultura,
situación,... específica sin perder su simbolismo o esquema básico.
A continuación veréis un cuento que
es una adaptación del cuento de los Hermanos Grimm “El hombre de
la piel de oso”, este cuento está adaptado para niños de 5-6
años. Los cambios más significativos en la historia son los
siguientes: Los personajes tienen nombre propio, de esta forma
adquieren identidad lo que permite al niño sentirse identificado con
él; he cambiado el sexo del protagonista en esta caso es una mujer,
creo que las mujeres también pueden ser fuertes, valientes y
heroínas y te permite trabajar la coeducación dentro del aula de
una forma divertida. En lugar de haber un demonio hay una bruja y
esta no quiere el alma del protagonista ya que no debemos olvidar que
es una adaptación para niños y tampoco hay que atemorizarles. En
este cuento no aparece una piel de oso, aparecen unas botas de león,
el león es el rey de la selva representa fuerza y valentía como
nuestra protagonista. Otro cambio que he realizado es
que la protagonista salva al joven del que más tarde se enamorará,
nadie le entregá su mano a cambio de un favor. Además la historia
está resumida ya que si es muy larga los niños pueden perder el
interés por ella.
“La joven de las garras de león”.
Había una vez una joven llamada Pia
que vivía en una pequeña aldea. Pia era muy guapa tenia la piel
clara, el pelo negro, negro como el carbón y las mejillas rosadas.
Lo que más le gustaba era ir al bosque que había cerca de su casa,
podía pasarse allí horas recogiendo flores, jugando con los
animales, de charla o simplemente tumbada contemplando su belleza,
siempre y cuando no tuviera que ayudar a sus padres con las tareas en
el campo, el establo,....
Un día Pia se levantó y vio a sus
padres en la cocina, pensó que era extraño ya que normalmente a
esas horas solían estar en el establo ordeñando a las vacas o
recogiendo los cultivos, además parecían preocupados; a la hora del
desayuno sus padres la explicaron que había sequía y no quedaba una
sola gota de agua en toda la aldea los ríos se habían secado, en
los pozos ya no había agua, por lo que sus padres se tenían que ir
de la aldea a buscar agua o alguna solución.
Pasaron unos meses y los padres de Pia
no regresaban, una tarde estaba en el bosque como de costumbre y
andando, andando llegó a una casa que no había visto nunca allí,
se acercó y llamó a la puerta pero no contesto nadie, entró y una
voz le dijo te estaba esperando, al darse la vuelta vio una mujer
mayor no podía verla bien porque llevaba una capucha pero tenía una
nariz grande y puntiaguda y en la punta una verruga con pelos. Pia se
asustó un poco pero la mujer la dijo que no se preocupara que estaba
ahí para ayudarla, Pia se sentó y escucho a la mujer que la
explicó que era la bruja del bosque y la quería ofrecer un trato,
ella devolvería el agua a la aldea y de esa forma sus padres
volverían y la llenaría de riqueza pero debía estar dos años sin
lavarse, cambiarse de ropa, cortarse el pelo y además tendría que
recorrer todos los pueblos de la región, sin poder dormir más de
una semana en cada uno; si lo hacía se convertiría en rana y su
belleza pasaría a ser de la bruja.
Pia no se lo pensó sabía que era
fuerte y que de esta manera se solucionarían todos sus problemas así
que acepto y la bruja le entregó un bolso precioso, el más bonito
que ella había visto, de piel que cuando metías la mano dentro
sacabas piedras preciosas y unas botas que eran unas garras de león,
la advirtió que no podría quitarse las botas en los dos años. A
pesar de todo Pia ni se lo pensó cogió el bolso, las botas y
comenzo su viaje.
Al principio Pia pensó que iba a ser
muy fácil, iba a recuperar el agua, a sus padres y además tenía
piedras preciosas a montones, iba por los pueblos comprándose los
mejores vestidos, dormía en las mejores posadas, su vida era todo
lujo y diversión, todo lo que quería lo tenía y además iba a
salvar a su pueblo, a sus padres,... Que buen trato había hecho o
eso creía ella. Fueron pasando los días, las semanas, los meses y
empezó a pasarlo peor, todos los vestidos que se compraba no se los
podía poner, la gente había dejado de acercase a ella porque no
podía lavarse, ya no podía dormir en las mejores posadas. Tenía
que estar siempre sola, escondiéndose de la gente porque los pocos
que se acercaban a ella al ver la botas que por el paso del tiempo y
la suciedad parecían sus piernas se asustaban y corrían gritando
monstruo. Se sentía sola, triste, no sabía cuánto más iba a
aguantar.
Cuando llevaba ya un año más o menos
un día estaba escondida en el bosque de un pequeño pueblo, cuando
empezó a escuchar gruñidos y gritos, Pia se acercó a lugar de
donde venían los ruidos y vió a un joven en el suelo rodeado por
una manada de lobos, no se lo pensó dos veces salió de los arbustos
de un salto y los lobos al ver las garras de león salieron
corriendo. Pia recogió al joven y cuidó de él unos días hasta que
despertó, el joven al verla se asustó un poco pero pensó que si
había cuidado tan bien de él tan malo no podía ser aquel monstruo
y se quedó hablando con ella; se pasaron todo el día hablando Pia
descubrió que se llamaba Joe y que era de la misma que ella pero
había tenido que irse por los problemas del agua; y Joe descubrió
que aquel monstruo era una joven muy valiente que quería ayudar a
los demás. Pasaron el resto de la semana juntos y Joe se fue dando
cuenta que le gustaba mucho estar con ella aunque fuera un monstruo
asi que el último día cuando se despidieron Pia le entregó a Joe
un colgante precioso de esmeralda (que era de su madre) y le dijo que
ella se quedaría la cadena y cuando solucionará los problemas de la
aldea volvería a por él y de esta forma la reconocería. Joe cogió
el colgante y la abrazó.
Pia siguió su viaje por los distintos
pueblos y cada vez que sentía que le faltaban fuerzas apretaba
fuerte la cadena y cerraba los ojos, parecía que había pasado una
eternidad los días eran muy largos pero las noches más hasta que
por fin llego el día, Pia se levantó contentísima lo había
conseguido llegó al bosque donde había visto por primera vez a la
bruja y allí estaba la mujer no parecía muy contenta, la miró con
mala cara, le quitó el bolso de piel, las botas y sin decir ni una
palabra desapareció; Pia no sabía que hacer se echó a llorar
pensando que todo ese esfuerzo había sido para nada, se repetía a
sí misma que no hay que hacer tratos con una bruja, después de un
rato llorando decidió volver a casa. De camino se dio cuenta que
había algo raro un ruido que la resultaba familiar pero no se
acordaba, no sabía de que. Siguió caminando hasta casa y al abrir
la puerta ahí estaban sus padres como si no hubiera pasado el tiempo
entonces fue corriendo a mirar al pozo y estaba lleno de agua todo
había vuelto a la normalidad. Pia fue corriendo con sus padres y los
abrazó con todas sus fuerzas, les contó el largo viaje que había
tenido que hacer y todas las cosas que había visto y vivido; les
habló también de Joe y que tenía que volver a buscarle. Le costó
unos días llegar al pequeño pueblo en el que Joe se encontraba pero
lo encontró y ahí estaba él con el colgante esmeralda, al verla
Joe no podía creer que aquella joven tan preciosa fuera el monstruo
del bosque. Pia y Joe volvieron a su aldea y vivieron felices para
siempre.
Y colorín, colorado este cuento se ha
acabado.